Y un día, en la mágica Italia, Lorenzo le habló a María en el oído. Le
contó bellas y desconocidas historias sobre los grandes maestros: Botticelli,
Gozzoli, Ghirlandaio, Verrocchi; la sedujo
con los jóvenes Miguel Ángel y Leonardo y la llevó a pasear con Poliziano,
Marsilio Ficino y Pico della Mirandola.
¿Quién otro podría saber más y mejor a esa Florencia, Cuna del
Renacimiento?
¿Quién otra podía interpretar la belleza, el misterio y la poesía de esa confidencia?
Así nació “Lorenzo”, el último libro de María García Esperón, donde cada escena ha sido imaginada con probidad, cada personaje fue “soñado sinceramente” y el resultado es delicioso. He aquí un bocado:
"1476, 26 de abril. Simonetta estaba muerta. Giuliano sollozaba abrazado al cuello de su
hermano. La bella entre bellas, la sans pareille, la sin par, se había apagado
a los veintitrés años. Casada con Marco Vespucci desde que tuviera dieciséis,
su belleza había despertado la envidia de la muerte, que la había segado como
rubia espiga, con su guadaña fatal”