Ella “dominaba a los estadistas más influyentes e inspiró a los filósofos una sincera y gran consideración”. Así describe el historiador Plutarco a La Hetaira: Aspasia de Mileto.
Aspasia nos llega envuelta en la leyenda. Sus contemporáneos hablaban de “su pequeño pie arqueado”, “su dorada cabellera, “su voz melodiosa”. Alcibíades la llamó “incomparable”, Jenofonte le atribuyó muchos de los discursos de Pericles. Pero Hermipo y Dropeites la ridiculizaron y vilipendiaron y Aristófanes en “Los Acarnianos” la calumnió sin clemencia. El mismo Plutarco, que vivió siglos después, basó sus escritos en los libelos de Esquines y Antístines.
Pero ¿Quién fue entonces Aspasia?
Según Polycastor, historiador conocido por su honradez, Aspasia habría nacido en el 470 a.C. en Mileto y era hija de Rhodos, un escultor. A los diez años leía con pasión las obras de los poetas y filósofos, especialmente las de Pitágoras.
En su adolescencia habría sido admirada por su extrema belleza e inteligencia y se dice que fascinaba a todos los hombres que la conocían.
Cuentan que un antiguo arconte llamado Sofrón llegó a Mileto y quedó prendado inmediatamente de Aspasia. El otoñal hombre encendió la mente de la joven con sus relatos de las maravillas de Atenas, centro de poder y cultura donde se convocaban artistas, políticos, filósofos y donde además, había una clase de mujeres muy especiales, “las hetairas”,
Las hetairas no eran vulgares meretrices, sino mujeres que preferían vivir sin los yugos legales y religiosos de las mujeres atenienses, y compartir las mismas inquietudes culturales y políticas que los hombres. Tenían independencia económica y además, pagaban impuestos.
Aspasia habría marchado rumbo a Atenas alrededor del 450 a.C. Muy rápidamente esa mujer culta, refinada, bella y exquisita se convirtió en una celebridad y comenzó a frecuentar los mejores círculos de la ciudad. Su propia casa fue centro de reunión de personajes como Sócrates, Fidias, Alcibíades, Jenofonte y el líder del partido democrático y máxima autoridad política de Atenas, Pericles, quien se enamoró perdidamente de esta mujer que a los 23 años, era madura para la época.
No se sabe bien dónde adquirió Aspasia sus elevados conocimientos de retórica, pero lo innegable es que era experta en la materia y aparece en los Diálogos de Platón como Maestra de Sócrates. Por su parte Esquines en su diálogo socrático “Aspasia” la menciona como maestra sofista.
Pericles y Aspasia fueron amantes varios años, hasta que finalmente él se divorció de su mujer y según algunos autores, contrajo matrimonio con la hetaira, lo cual aparece como insólito porque la tradición y la misma ley impuesta por él, impedía a los ciudadanos atenienses casarse con extranjeras.
La supuesta “excesiva” influencia de Aspasia sobre Pericles, su condición de extranjera y esa vida libre e independiente (impropia de una esposa ateniense) provocó ataques de los conservadores, celosos de su poder y una denuncia ante el Aerópago por el delito de “impiedad”, una ofensa muy grave a los dioses. Sin embargo Aspasia logró obtener el veredicto de inocencia gracias al apoyo de Pericles que usó todos sus recursos para librar a su mujer de una muerte segura, como en el caso de Sócrates.
El hombre que dirigió Atenas en su etapa más gloriosa, le dio a su mujer un tipo de respeto inusual en ese tiempo: la había tratado como su igual.
Tras la muerte del gran estratega, Aspasia se casó con un rico comerciante llamado Lisicles, de quien se cuenta que gracias a ella se convirtió en un orador elocuente. Y luego de la muerte de su segundo esposo, las huellas de la otrora hetaira se pierden en la historia.
Aspasia de Mileto trascendió las fronteras de su tiempo no sólo como mujer muy seductora e inteligente, también como una librepensadora de ideas avanzadas que logró acceder a la influencia y notoriedad reservadas hasta entonces, sólo a los hombres.
Esta milesia fue con toda probabilidad una pionera en la emancipación femenina, que tiene como testigos literarios la Lisístrata de Aristófanes y claro, la Medea de Eurípides.
"Tenemos a las heteras para el placer, a las criadas para que se hagan cargo de nuestras necesidades corporales diarias y a las esposas para que nos traigan hijos legítimos y para que sean fieles guardianes de nuestros hogares". Demóstenes.
* Video "La Hetaira"
Fuentes:
Henri, Madeleine M. (1995). Prisoner of History. Aspasia of Miletus and her Biographical Tradition. Oxford University Press.
Gomme, Arnold W. (1977). “The Position of Women in Athens in the Fifth and Fourth Centurie BC”, Essays in Greek History & Literature. Ayer Publishing
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