"En Berlín importa poco si se es hombre o mujer. Hacemos el amor con cualquiera que nos parezca atractivo"
Berlín en los años veinte era como lo describió el dramaturgo y poeta Bertolt Brech “una maravillosa aventura, desbordante de cosas con el gusto más espantoso…”. Era el Berlín de las fiestas salvajes, los cafés de los artistas, los nuevos teatros, los cabarets y la prostitución callejera. Y allí inició su carrera teatral Marlene Dietrich. Había nacido casi con el siglo, en diciembre de 1901 en el barrio berlinés de Schöneberg.
A su madre, la viuda de un teniente de la Policía Prusiana, no le gustó que su hija Marie Magdalene Dietrich von Losch abandonase un futuro brillante como violinista, para dedicarse a las tablas. Pero Marlene de allí en más, solo atendería la voz de diva en su interior.
“Ya que quieren piernas, tendrán piernas” dijo y se dispuso a posar para las primeras fotos de publicidad. En 1922 había logrado papeles de cierta importancia en los teatros berlineses y hasta había incursionado en el cine mudo. Cuentan que el legendario director Josef von Sternberg la descubrió en un cabaret, se deslumbró y le propuso el papel de Lola-Lola en el “Ángel Azul” (1930), una de las películas más importantes de la historia del cine. El enorme éxito y la popularidad que alcanzaron tras el estreno, llevaron a Marlene y el director a Hollywood.
Con quince kilos menos, moderna palidez, cejas depiladas a lo Greta Garbo y una disciplina prusiana, Marlene filmó entre 1930 y 1935 siete memorables títulos: El ángel azul, Marruecos, Fatalidad, El expreso de Shanghai, La Venus rubia, Capricho Imperial y El diablo es una mujer. Sus enigmáticos ojos y sobre todo la poderosa sensualidad de Marlene lucieron en vampiresas, cabareteras, espías, mujeres aventureras…. y la convirtieron en un mito.
Otros compartieron su amistad y eventualmente la alcoba como Hemingway, Noël Coward, Orson Welles y Edith Piaff. También y con ocasión de alentar a los combatientes norteamericanos, se cuenta que no sólo cantó la famosa Lilí Marlen, sino que habría alentado íntimamente a los generales Patton y Gavin. Los hermanos Joseph y John Kennedy tampoco habrían escapado del fuego de Marlene.
Conocida como fanática anti-nazi dijo alguna vez de Hitler "Jamás podría volver a mi país mientras semejante hombre fanatice a las masas”. En 1960 regresó a Alemania y la bienvenida - tomates, huevos podridos, y los gritos de “Marlene go home”- estuvo a cargo de alemanes que la consideraban traidora por sus acciones políticas durante la guerra. Ni siquiera le permitieron hablar.
Su carrera en el mundo del espectáculo terminó en 1974 cuando se rompió una pierna en el escenario, no obstante apareció brevemente en la película Gigoló en 1979.
La última década de su vida la pasó en su apartamento en París, fuera de los flashs y cámaras, aunque muy activa y en contacto telefónico con amigos como Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov. Sus piernas habían dejado de ser bellas, el rostro acusaba el paso del tiempo y su figura ya no lucía los esplendorosos y apretados trajes de lamé. Marlene Dietrich envejecía, aunque los años no le habían quitado su glamorosa imagen.
Falleció en París, mientras dormía plácidamente, el 6 de mayo de 1992. Tenía 90 años. Justo antes de morir, le dijo a un amigo que le acompañaba en el lujoso dormitorio: “«Lo quisimos todo, y lo conseguimos, ¿no es verdad?»
Ernest Hemingway escribiría poco después "La muerte es algo que a ti no te concierne, Marlene. Tú eres inmortal.”
Fuentes:
.Wikipedia.
.“Marlene Dietrich por su hija Maria Riva” Maria Riva.
. Imágenes: Internet