Carlos II era un “Alegre Monarca” disfrutando como pocos, el clima de la “Restauración Inglesa". Tras la muerte de Cromwell, había recuperado el trono y vivía años de tranquilidad en el seno de su palacio, rodeado por enormes jardines con frutas y flores exóticas. Su mayor preocupación por ese entonces, eran los problemas de alcoba y ganarse su lugar como el rey más activamente sexual de la historia de Inglaterra.
Sus amantes se peleaban entre ellas por el protagonismo, y había escenas de celos, lágrimas y públicas recriminaciones, en medio de intrincadas negociaciones por joyas, casas, carruajes y títulos para ellas y sus hijos ilegítimos.
Entre tantas “ladies” solteras y casadas disputando los favores del monarca, nadie prestó atención a esa plebeya y humilde actriz de comedia, cuyo patrimonio eran su belleza y un invencible sentido del humor. Su nombre era Leonor Gwyn, mas conocida como Nell Gwyn ó la “pretty, witty Nell “(bella e ingeniosa Nell). Fue una de las primeras actrices profesionales (1) y un símbolo de la Restauración.
La historia de esta heroína popular recuerda a la de Cenicienta. Era de extracción campesina y había conocido el hambre y la miseria desde niña. Cuando se convirtió en favorita del rey no olvidó nunca su origen, ni ocultó ser la hija de una prostituta, tampoco tuvo vergüenza de haber sido vendedora de naranjas. Era su orgullo ser parte del pueblo tanto, como ser la amante del hombre más poderoso de Inglaterra.
Carlos II se enamoró como un loco de la bella pelirroja, ocurrente, divertida, modesta y de buen corazón. Y no fue el único. A pesar de que las favoritas del rey siempre fueron odiadas, Nell pasó a la historia como la Querida, más querida del pueblo inglés…aunque ella, siempre riendo, dijera de sí misma "...but I am only a Protestant whore!"
1) Antes del cierre de los teatros por el puritanismo, los papeles femeninos eran interpretados por chicos jóvenes