ThomasMann – después de observar cuidadosamente a Annemarie Schwarzenbach- dijo “Es curioso: si Usted fuera un muchacho, se diría que es de una belleza extraordinaria”. El célebre escritor no pudo dejar de reconocer, en la beldad algo andrógina y el aire ambivalente de esta Mujer, al joven Tadzio de “La muerte en Venecia”.
La
suiza Annemarie Schwarzenbach padeció desde siempre “du Mal de Vivre”, depresión, acedia, melancolía
crónica…inquietante espectro que persiguió a Shakespeare, Dostoievski, Samuel Beckett y Baudelaire entre muchos otros.
Doctora
en filosofía, novelista, arqueóloga, periodista, viajera, fotógrafa,
morfinómana, alcohólica, lesbiana, suicida en potencia, amiga íntima de los
hermanos Mann y escritora atormentada. Mientras luchaba contra sus propios
demonios, viajó por el mundo y escribió
crónicas y obras de ficción muy peculiares: los ojos de Annemarie no sólo veían
paisajes y personas, también “miraban” - a través del prisma de su dolor - el
espíritu de una época marcada por la guerra, y las angustias y anhelos de una
generación.
Corrían
los años 30 en Berlín, capital de la homosexualidad europea de la época, cuando
AS conoció a los “niños terribles del mundo intelectual alemán” Klaus y ErikaMann. En Klaus encontró un socio para la morfina y el desasosiego. La hermosa
Erika le asestaría el coup de foudre (3), aunque el amor no fue correspondido.
Y con ambos hermanos, descubriría el profundo compromiso antifascista y la
lucha acérrima contra el nazismo ascendiente.
La
aristocrática y rica familia Schwarzenbach –emparentada con los Von Bismarck y simpatizante
de Hitler – nunca comprendió a su hija, ni el rechazo de Annemarie a un
espléndido futuro de lujos. Su madre, tan severa que la apodaban “
La
muerte –quien jamás rechaza un coqueteo- “atendió” finalmente a Annemarie…con
ironía. En 1942 la escritora de 34 años
–limpia de drogas- eligió cambiar su acostumbrado automóvil por una bicicleta y
cayó golpeándose la cabeza contra una piedra. Permaneció algunos meses sin
poder hablar, mirar o caminar hasta que falleció.
Annemarie Schwarzenbach - como Baudelaire- vivió como murió, en elegante oscuridad. Trágica, sumergida en la profundidad de sus miedos y miserias, sin ser entendida y al final se quedó sin voz, igual que el Poeta Maldito (5)
Recién
en 1995 se conoció “Muerte en Persia”, un libro de viajes distinto, de belleza
sombría, en el que la compleja e inasible escritora proyecta su propia
desolación ante el mundo y mezcla retazos de su biografía. Quizás alguien ¿algún
Sartre contemporáneo? la reclame para el malditismo literario.
“¡Oh, Muerte, venerable capitana, ya es
tiempo! ¡Levemos el ancla!
Esta tierra nos hastía, ¡oh, Muerte!
¡Aparejemos!
¡Si el cielo y la mar están negros como la
tinta,
Nuestros corazones, a los que tú conoces,
están radiantes!
¡Viértenos tu veneno para que nos reconforte!
Este fuego tanto nos abraza el cerebro, que
queremos
Sumergirnos en el fondo del abismo, Infierno
o Cielo, ¿qué importa?
¡Hasta el fondo de lo Desconocido, para
encontrar lo nuevo!”
El Viaje – Baudelaire
"Infime est la frontière entre l'inhumain et le surhumain, et ce
qui est surhumain, c'est la grandeur désespérée de l'Asie" AS
(1) “Muerte en Persia” (editado en
España) “Todos los caminos están abiertos” “El viaje a Afganistán” etc.
(2) Persia, Afganistán, el Congo
Belga, Rusia, Inglaterra, Holanda, Francia, España y Estados Unidos.
(3) Coup de foudre: Golpe de rayo,
generalmente se emplea como “flechazo de amor”
(4) “Cuento de una princesa
prisionera”.
(5) Charles Baudelaire sufrió una
apoplejía que lo dejó sin poder hablar.
Fuentes:
. History of World Weariness – Georges
Minois - Éditions de
. A life.