“Fiera de amor, yo
sufro hambre de corazones de palomos, de buitres, de corzos o leones” rugía la uruguaya Delmira
Agustini, y estremecía con su poesía erótica a toda la burguesa sociedad
rioplatense de 1900.
Muy
lejos de cualquier estereotipo,
Era la hija mimada de Santiago Agustini y María Murtfeldt, una acomodada familia de Montevideo que se enorgullecía de esa niña buena y obediente, sencilla, recatada y dulce.
Superdotada
en lírica, Delmira comenzó a componer versos a los diez años y recibió de sus padres la instrucción básica y
clases privadas de francés, pintura y música, en un ambiente de cariño e
idolatría hacia sus condiciones naturales.
En lo exterior era la perfecta señorita consentida de principios de siglo. Pero fue en su interior erótico y trágico, donde Agustini encontró su “Safo”, rompió con la clausura del pudor impuesto a la voz femenina, y se convirtió en la poetisa más destacada del Modernismo.
“De todas las
mujeres que hoy escriben en verso, ninguna ha impresionado mi ánimo como Delmira
Agustini...es la primera vez que en lengua castellana aparece un alma femenina
en el orgullo de su inocencia y de su amor…”
Rubén Darío
Por las
noches Delmira era una verdadera sacerdotisa de Eros. Escribía en un estado de
hiperestesia, poemas de la más apasionada sensualidad y sexualidad, como
ninguna mujer del mundo hispano antes que ella. Y por supuesto, dejaba
perplejos y pasmados a todos sus contemporáneos, menos a su sobreprotectora
madre y al padre, quien se encargaba de pasar en limpio y ordenar la poesía de
su hija, con letra impecable y caligráfica.
“Delmira
Agustini escribía en trance. Había cantado a las fiebres del amor sin pacatos
disimulos, y había sido condenada por quienes castigan en las mujeres lo que en
los hombres aplauden, porque la castidad es un deber femenino y el deseo, como
la razón, un privilegio masculino…”
Eduardo Galeano
Pero a
pesar de su extremado erotismo, esta Fiera no había conocido el verdadero amor.
Y cuando Enrique Job Reyes, un noble
negociante de ganado caballar llegó a su vida, Delmira, lo elevó hasta la cúspide
de sus fantasías.
Se
casaron un 14 de agosto de 1913 y antes de cumplir un mes y medio de la boda,
La mujer abandonaba al flamante marido y se refugiaba en la casa paterna
diciendo que estaba “huyendo de tanta vulgaridad”.
Algunos dijeron que se había enamorado del escritor argentino Manuel Ugarte, con quien se escribía y solía ver en Montevideo. Pero lo cierto es que apenas entabló la demanda de divorcio, Delmira comenzó a frecuentar a su marido como amante, frecuentemente y en distintos hoteles. Quizás en ese amor clandestino y misterioso, sus gritos encendidos de bacante y su voluptuosidad encontraran la satisfacción que el matrimonio le había negado.
En la
tarde del 6 de julio de 1914, Delmira acudió a una última cita de amor con su ex-marido
en una habitación alquilada. “Para mi
vida hambrienta, eres la presa única” había escrito, pero nunca sabremos si
Reyes fue o no su presa.
En esa
cita el hombre asesinó a
”: “Yo muero extrañamente...No
me mata
Delmira Agustini.
1886-1914
http://es.wikipedia.org/wiki/Delmira_Agustini
http://es.wikipedia.org/wiki/Rubén_Darío
Poemas:
http://www.poesiaspoemas.com/delmira-agustini
Página
para honrar a Delmira Agustini: http://www.los-poetas.com/d/delmi.htm
http://www.uruguaytotal.com/03_cultura/delmira_agustini.htm
http://www.damisela.com/literatura/pais/uruguay/autores/agustini/
En nuestro audio, "La Fiera"