"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían de cada persona. Hay quienes son más expansivos, capaces de varios amores. No creo que exista una única respuesta para todo el mundo"
Anaïs Nin
Anaïs Nin exploró la sensualidad como pocas mujeres, y con trazo sincero, sin inhibiciones y a la manera de la búsqueda de Proust, fue escribiendo las 15.000 páginas de sus singulares “Diarios” un registro minucioso y fiel de sus experiencias.
"El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía."
Aunque sus primeras novelas avant garde “La casa del incesto” (1936), “Invierno de artificio” (1939) “Bajo la campana de Cristal” (1944) “Hijos del albatros” (1947) “Una espía en la casa del amor” (1954) etc. ya nos advierten de las obsesiones de la autora y de sus relaciones que llegaron a todos los extremos –al menos en su imaginación- aquel diario íntimo que escribió durante casi toda la vida, fue su obra maestra.
"Este diario es mi kif, mi haschish, mi opio (...). En lugar de escribir una novela, me tiendo con una pluma, este cuaderno y sueño (...). El sueño es mi verdadera vida. Veo en él los ecos que me devuelven las únicas transfiguraciones que conservan lo maravilloso en toda su pureza. Fuera, toda la magia se pierde. Fuera, la vida revela sus imperfecciones”
Henry Miller, el mejor amigo y amante -en ese orden- de Anaïs, dijo que “Diarios”, la roman fleuve, estaba llamada a ocupar “un lugar al lado de las revelaciones de San Agustín, Petronio, Abelardo, Rousseau y Proust". Quizás este hombre supo como nadie de la audaz e insegura, ingenua, lúcida, apasionada y sensual Anaïs.
"Hay cosas que el realismo no puede captar, que sólo son captadas por la poesía. Es una cuestión de lenguaje"
"...para ti el acto sexual lo es todo. Pero a veces los sentidos pueden sacar un enorme partido de un simple contacto de manos."
La surrealista-antiburguesa, la “protectora del arte y artistas”, la psicoanalista, la escritora, la buscadora de momentos elevados, la mujer Anaïs Nin se enfrentó a lo mejor y lo peor de si misma. Expresó, según Erica Jong “todo lo que los libros de mujeres han dejado de lado durante siglos” “Hacía lo que Proust, Joyce y Miller estaban haciendo, pero desde una conciencia femenina”
Sicalipsis sería una extrema reducción para la obra de esta mujer, algo como asegurar que la sensualidad sólo entiende de sexualidad.